Los bardos convirtieron esta historia en canción o la canción
se convirtió en historia. Es algo que no
está claro, pero tampoco importa demasiado.
El golpe en la puerta provocó obscuros augurios en el
corazón de Alina Lawrence que corrió presurosa escaleras abajo y abrió la
pesada puerta de madera con el corazón astillado. El uniforme blanco con ribetes naranja
confirmó las peores noticias, Mikael había muerto, no tenía dudas de ello, lo
había presentido, pero la esperanza y la fe la habían mantenido entera durante
todo este tiempo. Sus ojos se nublaron y
las lágrimas amenazaron con salir, sin embargo se contuvo y tomó las dos cartas
que el soldado le entregaba. La primera
contenía una invitación para ella y el resto de la familia a un banquete que
darían en palacio. La segunda era de
Mikael y explicaba por qué había faltado a su promesa.
“Hemos resistido el embate del enemigo y este por fin se
retira, sin embargo nuestras tropas han sido golpeadas como nunca antes había
sucedido, hemos perdido mucho buenos hombres y la Vieja Guardia se ha
debilitado más de lo que podía permitirse.
Regresarán, estoy seguro de eso, y acabaran con nosotros y el poblado
que vinimos a proteger si no partimos cuanto antes. Debemos partir, movilizaré a los hombres,
tomaremos todo lo necesario y tras dejar antorchas y muñecos de paja nos iremos
por la noche. Espero que esto distraiga
a nuestros enemigos el tiempo suficiente.”
Alina se sentó en un pequeño taburete y enjuagó sus lágrimas,
respiró profundo y una vez su vista hubo dejado de estar nublada continuó
leyendo.
“El frío es implacable, la lluvia y la nieve nos golpea con vehemencia
y los vientos nos impiden avanzar con la velocidad necesaria, apenas nos
detenemos para comer o dormir y evitamos encender fuego, ni siquiera antorchas
que iluminen nuestro paso, para evitar dar a conocer nuestra posición. Sin embargo pocas son las esperanzas que
guardo, nuestros enemigos no son tontos y una vez superado el engaño del
poblado, que como mucho pudo haber durado hasta esta mañana, avanzaran tras
nosotros, nos sabrán débiles y nos rastrearan.
Son buenos en eso.”
Escuchó pasos y a sabiendas de que no iba a poder guardar el
secreto dejó sobre la mesa la invitación al banquete y corrió escaleras arriba,
se encerró en su habitación, se recostó contra la puerta y sentada en el suelo
continuó son su lectura cubriendo de imágenes las palabras que leía.
“Mi tropa avanza lenta, en contra de mis órdenes se han
dividido, la mayoría avanza veloz junto a los pobladores, el resto, unos pocos
buenos hombres, todos ellos grandes guerreros y amigos, se retrasan
arriesgándose más a cada momento para aguardar mi paso lento. El frío tomó mis piernas y estas se congelan
poco a poco, arrastraré a estos hombres a una muerte segura producto de la
lealtad que tienen para conmigo. Mi
corazón sufre, pero la respuesta llega a mi poco a poco.
Por la noche escuchamos los tambores, nuestros enemigos avanzan
hacia nosotros. Mi corazón se divide
ahora pues, consciente de lo que debo hacer, comprendo que mi decisión
provocará dolor y faltará a una promesa.
Perdóname Alina, sé que prometí volver, sé que me esperas y el poder
volver a ver tu sonrisa es lo único que me permitió avanzar este tiempo. Espero entiendas porque falto a mi promesa,
estos hombres y sus familias no merecen sufrir lo sufriremos nosotros. Lo veo en sus rostros, no dicen nada, no
emiten palabra, pero suplican. Lo he decidió,
esta noche abandonaré el campamento en sigilo, me iré tan lejos como pueda,
cubriré mis huellas y evitaré que puedan seguirme sin dejarles otra alternativa
más que avanzar.
Ruego a Dios que me perdone, de verdad siento mucho no volver a verte,
perdóname por partir así Alina, pero este viaje es sólo para mí. Te pido me recuerdes mejor de lo que fui, sabes que te
quiero y en verdad siento tener que irme así.
Hermanos de la Vieja Guardia, me habéis servido en vida con
absoluta lealtad, haced una última cosa por mí, no me busquéis, continuad
avanzando, salvad a la gente del pueblo y entregad esta carta a mi hija Alina.
Capitán Mikael Lawrence”
El banquete conmemoraba el heroico accionar de su padre,
pero ella, a pensar de entender y a pesar de haber perdonado la promesa
incumplida no asistió.
Inspirado en
No hay comentarios.:
Publicar un comentario