miércoles, 21 de diciembre de 2016

Bolboton


Déjame contarte un poco de mi historia, toma asiento y lee con cuidado. Debo advertirte que no es una historia heroica pues no soy más que un simple gnomo que dedicó gran parte de sus días a engarzar joyas.

Mi nombre es Bolboton, nacía hace ya varios años y como muchos de los de mi especie me dediqué por gracia de mi padre a trabajar las joyas. Soy bueno en ello, mis joyas han viajado por pueblos y reinos y he recibido grandes elogios por mi trabajo. Sin embargo me sentí vacío durante mucho tiempo pues soy, ante todo, un ser curioso, un ser con infinitas ansias de conocimiento, un individuo que de no haber sido por el fuerte mandato paternal seguramente se hubiera dado a la aventura desde muchísimo antes.

Un buen día llegó a nuestro comercio una extraña dama, extraña al menos para aquel sitio pues vestía las más vulgares de las prendas, una túnica descolorida y raída cubría su cuerpo y una capa que supo ser roja, se abrochaba a sus hombros. De su cinturón pendían tres pequeñas bolsas y, pese a que caminaba con total naturalidad, se posaba sobre un robusto báculo confeccionado en madera de rosal. Aquel detalle llamó la atención, la mujer parecía andrajosa y seguramente hubiese sido echada a patadas si mi padre hubiese estado presente, pero él había enfermado y yo llevaba adelante el comercio.

La saludé con cortesía y me sonrío con agradecimiento, al hablar con ella pude notar que me encontraba ante una mujer culta y sabia y me di cuenta que sus ropajes eran bien una elección, bien una contrariedad temporal. Su nombre era extraño, Rosafurtiva, dijo y me contó que se quedaría un tiempo en el poblado mientras reponía fuerzas para un largo viaje. Me dijo también que necesitaba preparase para ella un anillo de plata con un cuarzo azul que debía tallar en forma de un nonaedro, y agregó que podía pagar con dinero pero que me daría algo que valdría más, dijo, me enseñaría el arte de grabar hechizos en objetos. Dudé, por supuesto que dudé, quería hacerlo, pero mi padre me había entrenado contra ladrones y estafadores, él decía podía olerlos a un kilómetro de distancia y seguro en aquel momento se retorció en su cama no presa de los dolores sino del aroma a timo que poblaba la tienda.

Tallar un nonaedro en un cuarzo azul no es tarea sencilla, es un arduo trabajo pues la roca cristalina suele astillarse allí donde el tallador no quiere, sin embargo mis manos eran hábiles y con tiempo y paciencia podría sin dudas cumplir con el trabajo. Como todo comerciante realicé una contra oferta. Le dije a la mujer que podría venir a mi taller y adiestrarme mientras trabajaba, así, al momento de terminar su joya, el pago estaría realizado. Rio con verdadera gracia y me dijo burlonamente que nueve años eran demasiados para tallar una joya pero no para aprender a encantarla. En ese entonces no lo entendí y sonreí para ocultar mi desconcierto, Rosafurtiva aceptó y a partir de aquel día llegó puntual a mi taller con libros y pergaminos que gracias a mi educación fui capaz de leer. Fue así, a través de la lectura, que descubrí mi cliente no era una mujer más sino una capaz urdir las artes de la magia y durante nueve años, uno por cada faceta de la joya que adornaba el anillo, me instruyó en el arte de depositar una porción de mi alma en un objeto. Durante nueve años trabajé en aquel anillo y al final, cuando fui capaz de transferir el hechizo ella me lo devolvió.

Nueve días después de cumplirse el noveno año mi padre finalmente murió, mi madre lo hizo tres días después y desorientado y perdido como estaba en cuanto me enteré que Rosafurtiva abandonaría el pueblo, decidí unirme a ella en sus aventuras dejando la tienda en manos de mi hermana y su marido. Insistió en que llevara herramientas de joyero y me instruyó para crear lo que fue mi primera varita mágica. Me contó que el mundo no era tan seguro como mi tienda y que necesitaría aprender a defenderme. Durante aquellos años nos habíamos convertido en buenos amigos y había llegado a sentir por ella un afecto entrañable y fraternal. Fue durante el nonagésimo noveno día de nuestro viaje que perdimos contacto. Algo atacó nuestra caravana, pude escucharla gritar y esgrimir su arte, intenté ayudarla pero nuestro carro se volcó y una pesada caja cayó sobre mí dejándome inconsciente. Nuca supe cuanto tiempo pasé allí pero al recobrar la conciencia la sangre en mi cabeza se había secado, mi varita se había roto Rosafurtiva ya no estaba. De los caballos que tiraban del carro sólo uno vivía y del resto de la caravana no quedaba más que dos hombres demasiado jóvenes para luchar con vida. –Marcharon hacia el frente de las Bestias- me dijeron cuando pregunté por los sobrevivientes, del restó conocía su paradero pues se hallaban semienterrados en el barro que nos rodeaba. Así, presa de la preocupación escribí este pergamino y se los entregué con la esperanza de que llegue a tus manos. Querida hermana, sabes ahora más de lo que sabías de mí y si la suerte así lo quiere sabrás aún cuando pueda volver a escribir. Ahora debo ponerme en movimiento, debo llegar hasta el frente de las Bestias sea esto lo que quiera ser y reunirme con Rosafurtiva.

Cuida del negocio y no dejes que los primos se hagan con él, sabes bien que hay buen material entre ellos, pero también las más ponzoñosas criaturas.

martes, 15 de noviembre de 2016

Dishi Hermano Akáshico


El Drhama, la décima esfera, el todo. Nuestra vida trasciende regida por él, en el Drhama se encuentra todo lo que fue, todo lo que es y todo lo que será. Quien logre conocer el ciclo Drhamico adquirirá la Verdad Única del Cosmos. Conocerá los principios de la Creación misma y, por ende, trascenderá la esfera humana.

El Cosmos nos conecta, regido por el Dhrama es el tejido de la creación, el patrón del que todos formamos parte.

El camino de un Hermano Akáshico es duro, no solamente hace falta un gran control del cuerpo, sino que también es necesario el dominio de las emociones a través de la mente. Es sumamente importante reconocer cuando la quietud debe transmutarse en movimiento, cuando la fuerza sagrada que inunda nuestra esencia debe encenderse y cuando es necesario mantenerla apagada. Para lograr este cometido nació el DO, un arte comprendida por pocos y, en la gran mayoría de los casos, sólo advertida por su capacidad marcial sin llegar a entender que es mucho más que eso.

A través del DO los Hermanos enfocamos nuestra mente y accedemos al tapiz. El DO es una herramienta que nos permite conectarnos con el cosmos y el Dhrama, la meditación es otra

La historia almacenada en los registros que nuestra Hermanda protege nos enseña la necesidad de fluir con el Dhrama, de no oponernos a él, de no intentar forzarlo. Hacerlo no trae más que terribles e impredecibles consecuencias. Ya sucedió en el pasado y volverá a suceder. El Tigre, el Dragón y el Fenix se muestran inquietos, algunos de nuestros yoguis predicen importantes eventos para el futuro cercano, el mundo espiritual se agita y las hebras del futuro muestran la posibilidad de torcer la balanza en favor de las tradiciones. En favor de la ascención y la libertad toda, porque aquel al que se le oculta la verdad no puede practicar la libertad. Esto, la oclusión de la verdad, la coherción de la libertad del Hombre, es lo que, desde hace siglos, lleva a cabo la Orden de la Razón.

No debemos engañarnos, no, somos tan culpables como ellos. Nosotros, las tradiciones, hicimos poco para impedirlo. Si, si, llevamos a cabo el famoso Concilio pero nos mantuvimos inactivos, desunidos y discutiendo mientras ellos se ocupaban en alterar la concepción de la realidad.

Si hay una cualidad del Dhrama imposible de eludir esa es la restitución del equilibrio, la compensación de la balanza Cósmica. Debimos, todos, aprender de esto milenios atrás. Las guerras Himalayas nos mostraron de primera mano este efecto, los avatares despertaron violentamente en uno y otro bando, lo mismo sucedió cuando la orden de la razón intentó imponerse en oriente durante lo que los durmientes llamaron segunda guerra mundial. Avatares tecnócratas despertaban en las filas de la Hermandad y viceversa. Las reencarnaciones se sucedían sin apenas tiempo entre ellas, todo esto y mucho más tuvo que hacer el Dhrama para restaurar el balance Cósmico. Muchos, muchísimos, en ambos bandos y en la sociedad durmiente sufrieron por esto y, aún as,í no aprendimos. Acumulamos Karma, irritamos a la trinidad celestial y ahora el Dhrama actuará de nuevo. ¿Dejarán las tradiciones pasar una vez más la oportunidad de corregir las cosas? No soy un yogui, los designios del tiempo están vedados para mí, al menos por el momento, sin embargo en lo que a mí respecta no estoy dispuesto a cruzar mis brazos, decidí buscar otros que como yo se hayan decidido a actuar. Es época de concilio, de unión y colaboración. No cerraré la puerta a posibles aliados, no les esconderé lo que ocupó mi tiempo hasta el momento pues, en aquella tarea redentora, me he ganado poderosos enemigos y es que, antes de escuchar los avisos de los yoguis dediqué mi tiempo a una batalla igual de importante y a la que todavía no puedo darle la espalda.

Había despertado hacía relativamente poco tiempo, desconocía todavía la existencia de los otros "sobrenaturales", por supuesto que había escuchado historias y leyendas acerca de ellos, hasta había visto algo en los Registros, pero todo era superficial.

Para ese entonces me encontraba enamorado, ella se llamaba María y era una excelente muchacha. Íbamos a encontrarnos aquella noche para ir al cine, debía pasar por su casa a las veintidós horas y así lo hice. Llamé a su puerta y no tuve respuesta, intente contactar su mente y me vi rechazado por una fuerza obscura y aterradora. La ventana de su cuarto, en el piso superior, estaba abierta y sin dudarlo me aventuré por ella escalando por un costado de la pared.

No estaba preparado para la escena con la que me encontré al ingresar. Se hallaba en el suelo, de su muñeca izquierda manaba sangre y entonces, una vez más, aquella fuerza tenebrosa chocó contra mi mente. Esta vez embistió con fuerza, me sacudió y conmovió de pies a cabeza.

-Nada mejor que la sangre de una virgen para saciar a la bestia- dijo socarronamente.

La boca del extraño estaba bañada por la sangre de María. La inmunda bestia lamió sus labios y con el dedo índice de su diestra llevó los restos carmesí de fluido a su lengua maldita. Me sonrió con suficiencia y entonces pude ver sus puntiagudos colmillos brillar con la luz eléctrica de los focos. Me paralicé por un instante y la bestia arremetió contra mí. Se suponía que debía vaciar mi mente, que debía dejar a mi cuerpo actuar, fluir, ser uno con el Cosmos. Me fue imposible, el odio avanzó atropellando a mis emociones, destrozando toda barrera impuesta para tratar de contenerlo, despertando a la ira y fui incapaz de aplacarlos, de transmutarlos, de equilibrarlos. Fue casi como un segundo despertar, como terminar de abrir los ojos, de descubrir una parte más de mi potencial. Mi rostro cambió transformándose en una máscara bestial, mi frente se arrugó y mis cejas se juntaron confiriéndome una apariencia salvaje y demoníaca, mi mente creó una barrera destinada a detener los envites de la criatura, mis piernas se separaron en un segundo y mi brazo diestro se proyectó hacia mi adversario. Acelerado por fuerzas místicas y potenciado por la misma esencia de la creación impactó de lleno y certero contra el pecho de la criatura atravesándolo de un lado a otro. Cegado por la ira y el rencor continué golpeando una y otra y otra vez hasta que la criatura quedó reducida a una masa deforme y sanguinolenta y entonces, cuando la ira desapareció llegaron el asco y la tristeza. Las arcadas se apoderaron de mí y vomité. María estaba muerta, el vampiro también y yo me había quedado solo, sin mi compañera y con una inmensa sensación de vacío. Quizás si todo hubiese terminado allí no hubiese comenzado mi guerra o quizás no la hubiese llevado hasta el extremo al que la llevé. Dos noches después caminaba por la calle, me encontré con María, iba vestida con finas ropas blancas, estaba lejos y corrió al percatarse que la había visto. Mi perplejidad me impidió detectar la trampa, corrí hacia ella gritando su nombre, me pareció escucharla llorar y al llegar a la callejuela por la que se había perdido la vi.

Sonreía

Tras ella apareció la misma criatura que había destrozado la noche en que la hallé muerta en su habitación. No entendía nada, no lograba comprender lo sucedido, de manera inconsciente mi mente se había protegido con barreras sólidas, la criatura se acercó a ellas, las tanteó y se alejó nuevamente.

-Aprendes rápido- dijo con una sonrisa –Es increíble lo que puede hacer la mente. ¿No te parece?-

Se burlaba, todo había sido un engaño, la parte en la que lo mataba al menos lo había sido. Había jugado conmigo sólo para mostrarme su trofeo.

-A que no sabes- dijo con una media sonrisa en el rostro –Después de todo no era virgen- rió y ella le festejó el chiste.

-Únete a nosotros- dijo María mientras abría la boca y me dejaba ver sus repugnantes colmillos. –No me he alimentado todavía y mi Sire afirma que tu sangre me sabrá de maravillas- dijo mientras daba un paso adelante y extendía sus manos.

No puedo, no quiero explicar cómo sucedió pero finalmente me vi envuelto en un combate contra aquellas dos entidades. Aquel monstruo había hecho mucho más que matar a María, la había transformado en algo antinatural, en una bestia que atentaba contra la creación misma. Sin embargo, como siempre sucede, el Dhrama se hizo presente y me eligió como su herramienta, mis manos, mi cuerpo, mi magia lograron acabar con las criaturas. Con las lágrimas bañando mi rostro acabe con la no vida de aquella a la que había amado, fue difícil pues su rostro seguía provocándome hermosas sensaciones, pero convencido de que aquella era sólo una burda imitación de María, me obligue a darle por fin la paz que merecía. Lo mismo hice con su Sire, aunque con él no me tomé la molestia de evitarle el sufrimiento, al contrario, me preocupé por generarle el mayor dolor posible y, sin embargo, pareció ser inmune a este.

La batalla se continuó durante mucho tiempo, más del que había supuesto, en un momento dado intentó huir pero le perseguí, con cuidado pues temía me estuviese guiando hacia otra trampa, me había subestimado y lo estaba pagando, buscaba refugio, intentaba alejarse a toda prisa de mí, de mis golpes y entonces percibí algo extraño. Las leyendas tenían algo de verdad, no era de mí de quien huía sino del amanecer que implacable llegaba donde nosotros nos hallábamos. Comprendí esto cuando un hilillo de humo brotó de su piel en un infortunado contacto con la luz solar, alentado por tal descubrimiento apure el paso, le di alcance y lo mantuve alejado de las sombras obligándolo a exponerse al dorado disco que poco a poco se elevaba sobre el cielo otorgándome su bendición y terminando con el reinado de la noche. Ahora sí pareció sufrir, poco a poco comenzó a quemarse, a consumirse entre gritos agónicos hasta que no fue más que polvo. Regresé a mi hogar, empaqué y me marché, debía buscar información, debía conocer a mi nuevo enemigo, aprender sobre ellos, sobre sus habilidades y debilidades, sobre sus puntos fuertes, sus hogares, gustos, sobre su sociedad toda. Recorrí el mundo dándoles caza mientras buscaba información, experimenté con algunos de ellos que logré hacer prisioneros y sumergí mi mente en la de algunos otros, una experiencia para nada recomendable y que casi logra alienarme. Me costó mucho pero logré recuperarme, para continuar mi búsqueda, necesitaba información y acudí también a los Registros, absorbí tanto conocimiento como me fue posible y por fin logre conocer mucho sobre los Cainitas, tal como ellos se definían. Conocí muchos de sus secretos, maté a cientos y volví a Buenos Aires para limpiarla de aquellas bestias en una guerra personal. Me enteré de otros que como yo que compartían su desprecio, supe de sus “trabajos” pero nunca contacté con ellos, diezmé su población y continuó haciéndolo. Su príncipe me busca, intenta acabar conmigo y yo hago lo mismo con él. Algún día nos encontraremos y entonces nos mediremos y el Dhrama inclinará la balanza en su favor o el mío.

Durante mi búsqueda de conocimientos di con un interesante objeto, un anillo que, según dicen, fue forjado por el mismo Miyamoto Musashi uno de los más grandes Hermanos Akashicos que existieron jamás. Hay quienes dicen que todavía se encuentra con vida, hay quien dice que ya es uno con el Dhrama, pero eso nadie lo sabe con certeza.

¿Quieres saber cómo di con el anillo? Esa si que es una historia interesante, pero tendrás que esperar un poco para escucharla.

viernes, 11 de noviembre de 2016

La desnaturalización del hombre, su libertad inherente y la ilusión que lo atrapa.


Pensaba escribir sólo sobre uno de estos tópicos, el de la ilusión de libertad en la que nos encontramos sumergidos y asfixiados. Esta idea surgió en mí hace alrededor de ocho años en una discusión con un profesor de legislación. En ese momento era un esbozo de lo que es hoy y faltaba que el pensamiento madurase la idea y su fundamento. Hoy creo que hubo alcanzado la madurez suficiente como para desprenderla del árbol y entregarla en este texto.

Pensaba escribir sólo de uno de tus tópicos, dije, pero me di cuenta que se interrelacionan más fuertemente de lo que supuse en un primer momento, por lo que, si quiero transmitir mi idea con claridad, necesito hablar de los tres. No lo haré en el orden que los fui concibiendo porque creo agregaría dificultad a la comprensión de lo que intento transmitir, en su lugar intentaré un orden cronológico, asumiendo que el uno es consecuencia del otro.

La desnaturalización del hombre:

Que el hombre fue un ser natural en algún momento de su existencia, quizás cuando todavía no se erguía sobre sus patas, es en mí una convicción, y es que aún, a pesar del tiempo pasado, todavía permanece cierto resabio de esa brutalidad violenta que es natural en él. Voy a hacer un paréntesis aquí, este no es un texto ecológico, por ende natural o naturaleza no son sinónimos de bondad, bondad y maldad son concepto, construcciones mucho más complejas, aclarado este punto continúo.

Decía que estoy convencido de nuestra primigenia naturalidad, sin embargo hace ya milenios que dejamos de serlo, que nos desnaturalizamos en pos de volvernos entelequias culturales. Dejamos pues de ser para comenzar a interpretarnos y transformarnos, por ende, en interpretaciones culturales. De esta manera también le quitamos naturalidad a la realidad, pues al mutar nuestra esencia debimos transformar también la concepción que teníamos de aquello que nos rodeaba, y debimos hacerlo porque ya no nos alcanzaba con que aquellas cosas sean, necesitábamos explicarlas, comprenderlas y por ende realizar concepciones culturales de ellas y así poder racionalizarlas y encuadrarlas dentro de nuestra concepción relativa de la realidad.

Nos transformamos en seres culturales y relativos, somos en función de nuestra cultura, pero también somos en relación a otros, sean estos otros entes o conceptos. Pruebas de esto las hay infinitas, basta con mencionar y analizar superficialmente las construcciones de bien y mal, de bondad y maldad si lo prefieren, para comprenderlo.

Muy bien, explicamos suavemente y de manera incompleta la esencia cultural del hombre, es momento entonces de continuar con su libertad inherente. Es justamente esta separación de su naturalidad, esta capacidad de concebirse a sí mismo de forma cultural, la que otorga libertad al hombre y es una libertad inherente porque está asociada a su nueva visión de sí mismo. A partir de convertirse en una construcción cultural el hombre comprende que puede decidir y no someterse a diversos aspectos que en el pasado gobernaron su vida. Así, en busca de esa gobernabilidad sobre su destino es que adquiere conocimientos, desarrolla tecnología y a través de la explicación del mundo que lo rodea, es decir, a través de las concepciones culturales que hace de su entorno, se vuelve libre. Ya no está atado a lo natural, ya no es presa del clima, de la escasez de comida y empieza a comprender que puede, a través de su intelecto, elegir, decidir. Y es que eligiendo y decidiendo ejercemos nuestra libertad y como siempre, absolutamente siempre elegimos y decidimos, ejercemos nuestra libertad constantemente, aún en contra de nosotros mismos. Nadie puede elegir ni decidir por nosotros, nadie puede quitarnos nuestra libertad, es simplemente imposible porque está unida intrínsecamente a nuestro ser. Nosotros decidimos sobre cada uno de los aspectos de nuestra vida, decidimos incluso en aspectos tan íntimos como son nuestra salud o enfermedad, pero no quiero adentrarme en esto, al menos no en esta oportunidad.

Esta libertad inherente es un problema ¿Para quién, para nosotros? No, no al menos que nosotros seamos alguien que necesita adueñarse de la libertad de otros. ¿Cómo adueñarse de la libertad de otros? Esa es una pregunta que inquietó, inquieta e inquietará las mentes de quienes conforman los sectores de poder, porque no es sino mediante la sustracción de esta libertad que ellos pueden imponerse por sobre los demás, que ellos pueden ejercer sus políticas de exclusión.

La libertad no puede ser arrebatada ¿Y entonces? Entonces puede ser cedida y es este el tercer punto o concepto y el primero del que quería escribir, porque es a través de esta cesión de libertad, que se simula la falta de ella. Existen muchas formas mediante las que cedemos nuestra libertad, algunas más positivas que otras. A veces la cedemos por respeto, porque confiamos en la sabiduría o experiencia de un tercero y estamos seguros de que sus elecciones y decisiones nos beneficiarán, así surgen los líderes verdaderos, aquellas personas que pueden o no tener una autoridad cedida, pero que de forma indiscutida tienen una autoridad real que hace que otros respeten sus elecciones y decisiones y las acaten como propias. Sin embargo también se puede lograr que la libertad se ceda a través de ilusiones. De engaños y mentiras que buscan legitimar el gobierno de unos sobre otros y esto, es algo en lo que no me cabe duda se trabajó, trabaja y trabajará en pos de perfeccionar los métodos mediante los cuales el hombre cede su libertad. ¿Se acuerdan de Matrix? Bueno, es algo parecido, sólo que en lugar de ser máquinas es el propio hombre quien se condena a sí mismo.

La primera de las ilusiones que atrapó al hombre fue la de la esclavitud. A través de la fuerza bruta y de diversos mecanismos barbáricos, los pueblos antiguos imponían su cultura, su visión del mundo por sobre otros, los impelían a ceder su libertad a cambio de sus vidas y así los sometían. Sin embargo estas sumisiones no eran totales, había quienes comprendían que aún siendo esclavos eran libres, había quienes comprendían que podían elegir otra cosa y contagiaban aquella conciencia de libertad a otros, entonces se suscitaban las rebeliones que exitosas o no representaban siempre una pérdida para el dominador. No sólo porque perdía mano de obra en la revuelta, sino, porque aunque lograran sofocarla, se volvía evidente que no eran dueños de la libertad de sus esclavos.

Surge entonces la ilusión del dios, las religiones, quizás en un primer momento fueron algo puro y positivo, de hecho los preceptos de la mayoría de las que conozco lo son, sin embargo con el tiempo se transformaron en mecanismos de control, en formas mediante las que lograr que la gente cediera su libertad. Ahora no había un látigo sobre la espalda, pero había un dogma una necesidad de hacer las cosas de una manera y no de otra, porque esa era la manera en que la deidad de turno lo requería. La mística de las instituciones religiosas parece intrascendente, cosa del pasado, del obscurantismo, pero siguen vigentes hoy día y se entrelazan estrechamente con la concepción que tenemos del bien y el mal. Es simple, no encierra muchos misterios, ejerce su poder mediante una conjunción de temor y esperanza, incluso parece inocente.

Llegó la ciencia y el miedo a los dioses comenzó a desdibujarse, las religiones no pudieron reinventarse con la velocidad que necesitaban para mantener cautiva la libertad de la gente, pero el miedo seguía y sigue presente en la conciencia humana. Se usó y se usa constantemente para que entreguemos nuestra libertad, pero sigue generando, en mayor o menor medida, rechazo y rebelión.

De la mano de la ciencia, llegó una nueva ilusión, la más fuerte, abarcativa y efectiva de las que se utilizó hasta el momento, la ilusión de libertad ¿Pero cómo. No era que la libertad era algo inherente al ser humano. Cómo es que algo así puede volverse una ilusión? Esa es la mejor baza jugada hasta el momento por los sectores dominantes.

Ejercemos nuestra libertad mediante nuestras decisiones y elecciones, no hay otra forma y elegimos y decidimos a través de nuestra concepción cultural y relativa de nosotros mismos y lo que nos rodea. Supongamos entonces que estos sectores de poder logran moldear nuestra concepción cultural de la realidad y consiguen que relativicemos en favor de ellos. Entonces, si esto sucede, si esto es así ¿No sería nuestra libertad aparente? ¿No la habríamos cedido sin darnos cuenta? Y lo que es peor aún, peor para nosotros pero no para los sectores de poder. ¿Nos rebelaríamos contra aquello que concebimos como una elección libre? Si a uno le imponen ideas a golpes es fácil comprender que no es lo que uno quiere, si uno quiere estudiar danzas y su padre lo azota para que juegue al fútbol, porque en la concepción machista de su cultura bailar es para maricones, quien recibe el castigo comprende que, si decide jugar al fútbol lo hace sólo para evitar los golpes, no por un verdadero deseo y en algún momento, quizás cuando sea más fuerte que su padre, puede que se rebele contra esto. ¿Pero qué pasa si esa misma persona, que en ese contexto hubiera decidido ser bailarín aún en contra de los designios de su padre no conoce la danza? Si desde siempre se le muestra nada más que el fútbol y no otra cosa ¿Sería capaz de decidir bailar? Puede que alguno termine por inventar la danza, pero la gran mayoría se dedicará a jugar al fútbol y no se rebelará contra esta idea porque la considerarán propia.

Esta es, a mi criterio, la ilusión más peligrosa, al menos de las ideadas hasta el momento, y se sostiene sobre dos pilares fundamentales, globalización y medios masivos de comunicación. La única manera de moldear la construcción cultural que las personas tienen en su conjunto sobre la realidad es hacerlo de forma masiva, es menester generar credibilidad y llegar a la mayor cantidad de gente en el menor tiempo posible, se debe construir el sentido común para que se adapte a las ideas de quien digita y, para poder lograr eso es necesario comunicar masiva y globalmente. Controlar la información que se difunde, controlar las ideas que se expresan es fundamental para lograr este objetivo. Recuerdo un libro que stephen king escribió bajo el pseudónimo de Richard Backman, en español se llamó el fugitivo, lo recomiendo, en él el gobierno había logrado impulsar una ley para que sea obligatorio que todas las casas tuvieran un televisor encendido.

A Stephen King se lo menciona como un “maestro del terror”, pero sin discutir sobre si esta apreciación es cierta o no, nada me produce más escalofrío que esa ley, porque es mediante la masividad de la comunicación que se puede moldear colectivamente la realidad.

Cómo se produce todo esto es un tema complejo y evoluciona constantemente. Algunas de las herramientas que se utilizan son ocultar o distorcionar la información, transmitir noticias interpretadas sin exponer el punto de vista, el ideal desde el que se interpretan y por supuesto el miedo. El suficiente cómo para ajustar el comportamiento sin generar rebeldía.

Juan Martín Magallanes en el mundo de Mago

Su despertar fue extraño, al menos extraño para lo que se suponía debía ser. Volvía a casa leyendo un libro que tenía, a sus ojos, mucho de filosófico. Se titulaba “el héroe de las mil caras” y pretendía mostrar cómo todas las historias eran una en realidad. Sin embargo para él el autor de aquel libro había inspirado su pluma con las poderosas palabras de seres superiores y transmitía, sin saberlo quizás, un conocimiento sutil y sublime que pretendía guiar al lector medio despierto hacia un estado de elevación momentánea que permitiera su completo despertar.

Fue en la cumbre de aquel estadio cuando, mediante el hallazgo de una verdad absoluta, dejo de ser hombre para convertirse en mago.

En aquella verdad encontrada se centró su estudio y su magia, al comienzo no hubo más que esa certeza sobre por qué Dios había creado las cosas.

Muchos habían explicado el cómo, y algunos hasta mostraban respuestas lógicas dejando de lado cualquier fanatismo religioso, pero todos coincidían en que preguntarse ¿Por qué lo había hecho? Era perder el tiempo, decían que a la mente del hombre, imperfecta como era, le resultaba incapaz de comprender el motivo que había movido a aquella energía suprema y primigenia a crear tantas otras. Habiendo quienes incluso llegaron a afirmar que intentarlo era forma segura de abrazar la locura.

Juan Martín había leído mucho durante su adolescencia sobre estos y otros temas y, desde que halló aquella recomendación acerca de no intentar, siquiera, buscar el motivo de la creación, este se convirtió en su objetivo. Su mente revoloteaba la idea sin llegar a destino y finalmente terminaba por dejar de lado el problema para retomarlo más tarde y volver a fracasar.

Sin embargo y sin saber exactamente por qué, aquel día mientras leía y viajaba en tren la respuesta llegó a su mente como traída por una voz bendita, una voz familiar, tan familiar que podría haberla considerado un recuerdo. Comprendió entonces el motivo y conciente de él se dedicó a explotar la divinidad que su interior escondía. Lo más importante era aprender a controlar la esencia de la creación.

Aquella energía vitalizante que mora en todas y cada una de las cosas existentes, dadora de vida y muerte, capaz de construir y destruir con manifiesta facilidad era la base para dominar las leyes que regulaban la existencia y fue en ello en lo que concentró su mayor esfuerzo. Luego y siguiendo los pasos lógicos de aquel aprendizaje adquirió dominio sobre las leyes que regulan la vida en sus distintas formas y magnitudes. A medida que develaba aquellos secretos aprendió a conocer las fuerzas que poblaban el mundo, intensificando o apaciguándolas en menor o mayor medida acorde a su voluntad y a su capacidad. Así conoció la materia, algo tan común y sin embargo tan desconocido para muchos.

Profesionalmente Juan Martín se dedicó a algo que parecía distar mucho de aquella otra realidad que gobernaba su vida privada, era programador. Cuando le preguntaban decía que había seguido aquella carrera porque estimulaba su desarrollo creativo ya que se basaba en al resolución de problemas mediante un profundo análisis.

Conocedor del amor vivía en pareja con una mujer que, medio despierta, prefería sumirse en la ignorancia del sueño antes que en la problemática de la vigilia. Esto ocasionó varias discusiones que, aunque fuertes, fueron incapaces de disolver la pareja.

Con el tiempo la situación laboral y económica de ambos comenzó a mejorar y estabilizarse. Él logró formar su propia mediana empresa de la que obtenía una renta suficiente como para vivir con relativa comodidad y ella había logrado posicionarse en la jefatura de uno de los sectores del banco en el que trabajaba siendo la que más aportaba al presupuesto de la pareja. Aquello no constituía un problema para ellos como pasaba con otras parejas donde debía ser el hombre quién llevara el sustento, Juan Martin había sobrepasado ya esas nimiedades machistas.

Recibido de Licenciado en Sistemas había iniciado su carrera como programador trabajando mayormente en consultoras de tecnología e informática, creció y cambió al área de análisis y planificación de proyectos llegando incluso a liderar algunos relativamente medianos.

Ahora su emprendimiento comienza a posicionarse con cierta firmeza en el mercado captando proyectos más atractivos y rentables. Junto con sus dos socios, Norberto y Eduardo, llevan adelante y con un ritmo de crecimiento envidiable aquella compañía productora de software.

Victoria era una persona hermosa en todo sentido. Además de sentirse atraído por su cuerpo, Juan Martín, veía en ella un alma piadosa e incorrupta que debía proteger y cuidar incluso de él mismo. A él le resultaba incomprensible como una persona con aquel potencial tan grande no se esforzaba por abrir los ojos de una buena vez. Sin embargo, por más que insistía sobre este tema, sabía, en alguna parte de sus ser, que no debía presionar demasiado a la muchacha pues corría el riesgo de adormecerla aún más.

Como dije anteriormente Victoria se desempeñaba como jefa de la sección de prensa de un prestigioso banco. Recibida de periodista, la mujer había pasado por diferentes áreas hasta que por fin tuvo la posibilidad de ingresar donde siempre había querido estar. Además de llevar adelante aquel trabajo, Victoria escribía notas para distintos diarios y revistas en carácter “free lance” que Juan Martín le ayudaba a redactar en más de una oportunidad. Sus amistades desconocían el “mundo místico de Juan Martín” como ella llamaba a las “proezas” que le había visto realizar. Juan Martín era muy reservado en este aspecto.

En su interior se llevaba a cabo una especie de batalla entre dos fuerzas igual de poderosas. Una insistía en que aquellos prodigios debían ser comunicados a todas las personas para que, viendo de lo que era capaz el hombre, desarrollaran también dichas habilidades y aunando fuerzas llevaran a la humanidad al próximo escalón evolutivo. La segunda fuerza parecía más precavida, como si intentara protegerse, le daba a entender a Juan Martín que aquellas demostraciones sólo acarrearían miedo y violencia en las mentes dormidas y que podría incluso llegar a poner en peligro su vida y la de Victoria. En realidad poco le importaba su vida pues sabía que, conciente de la verdad, sólo representaría la ausencia de un cuerpo físico. Sin embargo, el hecho de que Victoria sufriese aunque sea sólo un poco era suficiente para detenerlo y condenarlo, por el momento, a padecer aquella guerra interna e interminable.

Por supuesto que todo lo que acabo de relatarles es lo que Juan Martín, sea o no ese su verdadero nombre, sabe o cree saber de su vida y existencia. El joven de rasgos mesopotámicos conoció la vida junto al pueblo caldeo antes incluso de la formación de babilonia y vivió bajo el yugo de reyes como Nabopolasar, Nabucodonosor e incluso el mismísimo Amel-Marduk. ¿Por qué no recuerda su pasado? ¿Lo recordará algún día? ¿Es realmente Victoria el alma pura y semidespierta que aparenta? ¿Son aquellas voces que libran guerra en su mente producto de semejante olvido?

Todas estas son preguntas no se han generado todavía en la ignorante mente conciente de nuestro mago. ¿Tendrán algún día una respuesta? ¿Conoceremos alguna vez las energías que obraron para que esto suceda? Sólo puedo decirles…

No lo sé.

viernes, 28 de octubre de 2016

La sombra



Había llegado la noche y luego de un día extenuante y tras haber cenado, disfrutado de una película y tomado un relajante baño decidí que era hora de ir a dormir. Mi familia estaba de viaje por lo que la casa se había convertido en una morada extraña, cubierta de melancolía e invadida por la soledad. Seguramente mis ánimos influyeron para los sucesos que acaecieron más tarde, casi con total seguridad podría afirmar que la obscura criatura llegó al patio trasero de mi hogar producto de la pestilente negatividad que me embargaba. Me encontraba durmiendo en la habitación donde habíamos dispuesto la computadora y una cama para las visitas, siempre que se iban dormía allí pues el dormitorio principal me resultaba ajeno con la ausencia de las inquietas y amables acompañantes que solían dormir conmigo.

Una sensación de alarma me despertó, quizás producto del inquieto sueño me había despertado el sonido de algún animal nocturno, pero lo que sentía dentro del pecho me decía que había algo más, algo de una naturaleza menos terrenal. Con cierto temor me puse de pié, abandoné la habitación y me dirigí a la cocina con el objetivo de verificar si la puerta que daba acceso al patio estaba cerrada. Decidí no encender las luces y avancé en silencio y desnudo. Al girar lo primero que percibí fue el brillo que manaba de la luz del refrigerador, había dejado la puerta medio abierta. Avancé para cerrarla sin que aquella sensación de alerta y peligro menguara en lo más mínimo. Fue entonces cuando la divisé, la silueta, pues no pude identificar nada más que eso, una silueta obscura y maligna, se desprendió del techo dispuesta a penetrar mi santuario. De alguna forma fui capaz de comprender que olisqueaba el aire en busca de una presa y quizás incluso en busca de una madriguera donde anidar. Es cierto que cuando la soledad me rodea puede pensarse que me debilito, pero es sólo la apariencia que el dolor y la desesperación cobran en mi persona. Tenía miedo, por supuesto que lo tenía, el terror me invadía en lo más hondo de mi ser. Una criatura inhumana se encontraba a escasos metros de mí con el propósito de profanar mi hogar y, lo supe entonces como si de una epifanía se tratase, dañarme, lo habían enviado, también lo supe en aquel instante de vacilación, alguien, un ser humano lo había enviado a atacarme. Todo sucedió muy rápido, el terror que se aferraba a mi pecho no desapareció, pero la resolución de que aquella cosa no profanase el hogar de mi familia me otorgó el ímpetu necesario para hacerle frente. Corrí hacia ella y entonces, antes de que atravesase la puerta, saltó con rotunda agilidad a la pared para luego alcanzar el techo. Hice lo propio y cuando alcancé las alturas bramé en busca de ayuda. La bestia era rápida y por alguna razón me temía, desde aquel lugar pude ver otros y comprendí que aquel ser ya no estaba allí. Entonces algo me arrastró a través de la techumbre y las paredes para depositarme nuevamente en mi cuerpo físico. Abrí por segunda vez los ojos, esta vez los del cuerpo y avancé sin dudarlo hacia la cocina en busca de algún rastro de mi atacante. No me sorprendió encontrar la puerta trasera cerrada con llave, ningún rastro de la criatura y el refrigerador medio abierto con su brillante luz manando del interior

lunes, 17 de octubre de 2016

martes, 27 de septiembre de 2016

IX

IX.  Noveno, esa es la única referencia que obtengo de mi propia persona cuando intento recordar quién soy.  Mi mente está poblada de vacío y negrura, una negrura perturbadora en la que se esconden mil y un demonios que me asaltan en horrendas pesadillas.  Intuyo que hay algo de verdad en ellas pues se han apoderado de mí incluso cuando el sol brillaba alto en su cenit.  Mi mente fracturada intenta recomponerse poco a poco.  Día a día descubro que soy más de lo que creo ser.  Conocimientos que no sabía tener de repente pueblan mis ideas.  Recuerdo lugares, nombres a los que no puedo asociar un rostro y rostros que carecen de nombre.  Los hay de hombres, mujeres, niños y niñas, algunos ataviados con excelsos ropajes, otros, más sucios pero más nobles, cubiertos con simples túnicas y manos callosas.  Estos últimos me resultan más simpáticos.
Lo primero que recuerdo es hallarme a la vera de un río torrentoso.  Mis ropas, o lo que quedaba de ellas estaba quemada, mojada y desprendía un hedor ponsoñoso.  Me despojé de ellas quedándome sólo con los pantalones y el cinto del que pendían dos espadas cortas desgastadas.  Me alimenté de bayas y pequeños animales que con mucho esfuerzo conseguía cazar.  Hice de una cueva en las montañas mi refugio y me hubiese quedado allí por el resto de mi vida si no fuera por esta inquietante sensación que me impulsa a saber quién soy.  Algo me decía que debía avanzar hacia el norte, en sueños un castillo en ruinas se me mostraba.  Había algo maligno atrapado allí, algo que me prometía desgracia y dolor, algo que se encargaria de hacerme sufrir, algo que debía ser desterrado por mi.
Fue así como empezó mi viaje, como comencé a escribir mi historia

lunes, 12 de septiembre de 2016

Pokemon Go!

Corría el año 2016 después de Cristo, una de las empresas más grandes en cuanto a videojuegos se refiere, Nintendo, lanza el esperado Pokémon Go!  Un juego que haciendo uso de la realidad aumentada mezclaba el universo virtual con el real, un juego que atrajo a miles, a millones alrededor de todo el mundo y que provocó una fiebre explosiva entre sus usuarios.  Por las calles la gente caminaba observando sus teléfonos celulares en busca de las criaturas virtuales, lugares emblemáticos se convirtieron en paradas o gimnasios donde la gente se reunía para buscar ítems o combatir.  Sin embargo como sucede con todas las fiebres, poco a poco comenzó a ceder, en poco tiempo se redujo un treinta por ciento la cantidad de usuarios que utilizaban la aplicación y con el correr de los días esta cifra aumentó de forma alarmante.  Se decía que la compañía tenía un haz bajo la manga, algunos apostaban porque finalmente lanzarían los combates entre entrenadores fuera de los gimnasios, que ahora para capturar a los Pokémon deberían combatir con los que ya tenías, que saldrían nuevas generaciones e incluso había quien aventuraba que habría Pokémons exclusivos de la aplicación.

Los reportes comenzaron a llegar luego de esta caída, por eso las autoridades y el público en general sospechó se trataba de una campaña publicitaria para reavivar el interés en el juego.  En Youtube y otras redes sociales comenzaron a aparecer fotos borrosas y videos de mala calidad que mostraban tímidos monstruitos que huían de azorados perseguidores que los filmaban a la carrera.  Fotos y videos trucados.  Un manotazo de ahogado de una compañía que cae a pique.  Campaña publicitaria y otras tantas que desacreditaban los hechos fueron las respuestas que más resonaron en las redes.

Los primeros muertos por ataque Pokémon se sucedieron en Octubre de 2016.  Un transatlántico de lujo fue atacado en mitad del océano atlántico por una pareja de Gyarados.  De los tres mil pasajeros sólo siete sobrevivieron.  Jaurías de Arcanine incineraron pueblos en la sabana africana y con sus casi dos metros de altura promedio se transformaron en terribles predadores para los animales comunes.  Onix y Steelix golpearon cerca de las cadenas montañosas de Europa, Asia y América y cientos de Rattatas inundaron los centros urbanos, los Arbok llegaron tras ellos y devoraron a pokemons y humanos por igual.  Las fuerzas armadas respondieron como pudieron, surgieron los grupos de tareas Pokémon que se hallaban siempre listos para intentar contener a estas criaturas.  La vida cambió de forma radical, el ser humano no estaba preparado para lo que llegó de repente al mundo.  Cientos de personas murieron producto de ataques eléctricos o venenosos, otros tantos fueron devorados por predadores mayores.  Hoy los supervivientes se cobijan en las ruinas de lo que fuese el mundo que supieron gobernar, bunkers gigantescos se construyen con el fin de otorgar refugio y cientos mueren cada día en manos de estos monstruos anteriormente tan amados.


Hay nuevos rumores, se dice que hay personas, seres humanos especiales capaces de domar a estas bestias, no son más que comentarios, secretos y susurros no comprobados que de ser ciertos alterarían el balance y darían la oportunidad al hombre de volver a reinar.  Tú eres uno de ellos, lo sabes pero no se lo has dicho a nadie, tienes miedo de lo que puedan hacer contigo, tienes miedo de lo que pueda pasar si los demás se enteran que eres un domador.

martes, 26 de julio de 2016

El helor de la muerte

Desconozco realmente el verdadero motivo de esta publicación.   Quizás está inspirada en un comentario que me hizo un amigo hace unos días, quizás se deba a otra cuestión pero lo cierto es que este texto no encierra una fantasía o un “delirio filosófico” sino que narra un suceso real que me ocurrió hace unos años.   Para que se entienda tengo que brindar algo de contexto.  Desde pequeño descubrí que tenia ciertas capacidades, dentro de ellas la de sanar es una de las fuertes.   En algún momento producto de mi propia “falta de fe”,  y lo pongo entre comillas porque no tiene que ver con la fe religiosa, me llevó a que estas capacidades se debilitaran.  Aunque en realidad eso no importa demasiado, lo que si importa es que estas capacidades volvieron, al comienzo de forma caprichosa pero luego, cuando entendí y acepté algunas cosas lo hicieron de forma más controlada.   Durante ese período mi abuelo enfermó de cancer de pulmón.   Cuándo se detectó ya no había nada que hacer, o al menos no lo había para la medicina.   ¿Podría yo haber hecho algo?   No lo sé, lo que si sé es que no quise siquiera intentarlo.   ¿Por qué una persona que afirma poder sanar no querría intentar al menos sanar a su abuelo?  Fue justamente ese el momento en que comprendí y acepté por qué a veces la sanación no funciona.   Había tenido un atizvo de esto cuando el sobrino de un compañero padeció una enfermedad similar.   En ese momento no lo entendí por completo porque las razones eran otras, el niño mejoraba luego de mis intervenciones, pero luego recaía.   Jamás conocí al chico en persona, pero si tuve otro tipo de “diálogos” con él y entendí en ellos que él no quería sanar.   Entonces no importaba mi voluntad de ayudarlo pues sólo alargaba una agonía innecesaria.   Dejé de intervenir
Mi abuelo por otro lado se aferraba a la vida, era untipo bueno, pero como todos tenía sus cosas, entre ellas estaba bastante aferrado al plano terrenal y se negaba a dejarlo.   Esto puede a veces confundirse con ganas de vivir, pero en su caso era miedo, no estaba en paz con él mismo y es justamente esta falta de paz lo que me brindo la comprensión.   Repito la pregunta anterior para volver a hilo.   ¿Por qué alguien que afirma poder sanar se negaría a intentar siquiera curar a su abuelo sobre todo cuando este fue un buen abuelo?   La respuesta que entendí es que no debía hacerlo porque aquella enfermedad era una oportunidad y fue la última, de estar en paz con su persona, con su propio ser, cosa que lamentablemente no hizo.
La enfermedad progresó y llegaron los dolores, ante eso decidí intervenir, no para sanar sino para aliviar.   Recordarán que dije que mi abuelo era, y quizás sifue siendo, una persona muy aferrada al plano espiritual, este es otro motivo por el que las sanciones deben ser “controladas”.   Como dije no pude permanecer inerte ante su dolor y decidí usar esta habilidad para aliviarlo.   Fue una de las peores experiencias qie atravesé, lo que vi y sentí lo mencione a personas cercanas a mi pero sin mucho deralle.   Otro amigo me había advertido de esto pero la verdad no lo escuché.   Al comienzo todo fue como siempre, me relajé, me concentré y comencé a aliviar, sentí el calor que siento siempre que hago esto pero ests vez ocurrió algo distinto, sentí una fuerza que sorbía con desesperación la fuerza vital que yo entregaba.   Un apetito voraz que buscaba asegurar su permanencia en el plano físico.  Comencé a sentirme mal, algo mareado, pero sobre todo comencé a sentir un helor indescriptible dentro del pecho que se expandía y se hacía cada vez más frío, no podía cortar el vínculo, ni podía desprenderme de aquello que ya no era completamente mi abuelo.   Finalmente usando mucho de mi voluntad logré separarme.   Mi abuelo me agradeció, me dijo que se sentía mucho mejor y se durmió.   Yo me asusté porque supe que aquello que había sentido, aquel frío que comenzaba a poblarme no era otra cosa que la succión de mi propia vida

martes, 21 de junio de 2016

¿Qué fué del Capitán?

He cometido una gran injusticia, dejé al capitán Lawrence muriendo de frío, heroico por el sacrificio altruista al que se entregó, pero con su gesta incompleta. El capitán, como tantos otros, es un heraldo de la Dama Blanca, y como tal, dotado de los dones del Espíritu y por ende capaz de obrar milagros cuando la necesidad es grande. Es por eso que Mikael Lawrence no podía limitarse a morir de frío antes de ingresar al Páramo, no, tenía que asegurar la supervivencia de los suyos o, al menos, conseguirles tanto tiempo como fuera posible.

Mikael Lawrence había dejado el campamento de madrugada y, tras asegurarse de no poder ser rastreado, emprendió la marcha en sentido opuesto para cazar a sus cazadores. Sus piernas entumecidas no le permitían avanzar de prisa, pero tampoco lo necesitaba. Había pensado en usar los Dones para recuperar temporalmente la movilidad de sus piernas aunque descartó la idea casi de inmediato por el mismo motivo que lo había hecho anteriormente. El enemigo tenía Sintientes entre sus rastreadores y hacer uso de sus Dones revelaría su posición. No, aún no era momento de dejarse ver. Lawrence conocía la zona, había cazado allí durante años y eso le otorgaba una gran ventaja.

El invierno había comenzado hacía ya un buen tiempo, el frío había sido mucho mayor que otros años, tanto era así que el lago se había congelado antes de tiempo y la capa de hielo era bastante más ancha que de costumbre. Fue por esa razón que había ordenado el escape por aquella ruta, bordear el lago por los caminos sumaría muchos días a su marcha, en el lago no tendrían refugio, pero llegarían mucho antes a tierras amigas. Por supuesto no eran esas las únicas razones, Lawrence siempre preveía, era aquella cualidad la que le había permitido salir adelante una y otra vez en las condiciones más adversas, el capitán había tenido en cuenta la ventaja táctica que podía ofrecerle a la Vieja Guardia, en caso de tener que combatir, encontrarse sobre aquella superficie. Los suyos no había abandonado el hielo todavía, pero lo harían a tiempo, tendrían que hacerlo a tiempo.

Esperó una noche más soportando el cruento frío arropado tan sólo con su capa y una manta de lana vieja y manchada y entonces decidió que ya era tiempo de revelar su posición. Con el aliento helado intentó ponerse de pie, clavó su espada en el hielo pero sus piernas fallaron y cayó de bruces, bufó molesto e invocó su poder para sanar sus piernas. Se incorporó como si nada hubiese pasado y se preparó. El enemigo lo había sentido, pudo escuchar los cuernos y los tambores, se acercaban por el estrecho y aparecerían delante de él en apenas segundos. Quince flechas en su carcaj para cuando estuvieran lejos, una espada y un escudo para cuando llegasen a él. Inspiró el helado aire profundamente, cerró los ojos y se concentró mientras decidía cuál sería la mejor estrategia. Golpear con fuerza y velocidad provocaría desconcierto y alguna desbandada, quizás incluso una retirada temporal, pero lo desgastaría y no llegaría recuperarse a tiempo. Simular debilidad estimularía a la tropa enemiga, sabían que poseía Dones, pero no conocerían su verdadero poder hasta que fuese demasiado tarde. Abrió los ojos y esperó a que sus enemigos llegaran.

Gnolls, humanoides perrunos, heinescas criaturas, honorables guerreros corrompidos que se habían unido a las tropas del enemigo. El carcaj se hallaba atado a su pierna izquierda, dirigió su mano diestra hacia él, tomó una flecha y tensó el arco mientras su ojo buscaba al primer objetivo. Su visión se alteró y ya no percibió las formas sino que buscó las alteraciones vibratorias propias de los usuarios del Don. La llamaban visión verdadera y eran pocos los que contaban con ella. Acabaría primero con los magos.

La saeta se movió propulsada por el destensar de la cuerda y antes de que diera en el blanco otras dos habían sido disparadas. Pudo contar diez magos y cinco heraldos, tenía una flecha para cada uno comprobando otra vez que la causalidad era lo único que regía sus vidas. Quince segundos, quince muertos en el ejército rival, ya no había magos ni usuarios de la magia entre ellos, marcó su arco, su espada y su escudo, llegarían a su hija cuando él cayera, y se preparó para el combate cuerpo a cuerpo. Era rápido y más cuando se potenciaba con los dones. Se movió internándose entre las filas enemigas, cortó bloqueó y volvió a cortar, había caído ya una treintena de enemigos, pero eran miles. Retrocedió, cedió terreno, llevó a sus enemigos al centro del lago, desde la orilla opuesta, la Vieja Guardia tardaría en entender qué era lo que sucedía en la blanca inmensidad que tenían a sus espaldas, se dejó flanquear, rodear y continuó peleando agotando sus energías, segando la vida de sus rivales. El filo rival encontró su brazo diestro a la altura del hombro, se había despojado de su armadura, la había dejado en el campamento pues no estaba en condiciones de cargar con ella, así que el impacto lo recibió su brazo y la sangre manó unos instantes hasta que la herida cerró producto de los Dones, se agotaba, se cansaba, no podría mantener aquello por mucho más tiempo. Clavó su espada en el hielo y un escudo invisible se extendió a su alrededor brindándole unos segundos de inmunidad, debía apresurarse, cerró sus ojos, debía activar las marcas.

El enemigo todavía no llega, nuestro capitán apenas ha curado sus piernas, graba el símbolo de la dama en distintas partes del hielo, se mueve rápido, veloz como siempre lo hizo y agrega una marca tras otra pues sabe las necesitará, será su golpe de gracia y lo dará antes de caer. Las marcas servirán de foco, le consumirán energía, lo sabe, pero ya ha aceptado su destino, no tiene esperanzas de salir airoso de esta batalla, sabe que caerá, la Dama lo espera, ha llegado la hora de combatir en el Páramo.

La energía que le quedaba se derramó hacia los símbolos que había marcado en el hielo, no los había colocado al azar, por el contrario cada uno jugaba un rol fundamental. Todo comenzó en los más cercanos a la orilla, no quería que sus enemigos tuvieran posibilidad alguna de retroceder. El hielo estalló por los aires dejando que el agua helada aislase a sus enemigos de la tierra firme. Como si se tratase de una sucesión de explosivos encadenados por una mecha invisible el resto de los símbolos estallaron también, uno a uno conformando un círculo que se tornaría mortal.

Su escudo comenzó a flaquear, había gastado más energía de la que esperaba, pero sus enemigos no aprovecharon la oportunidad, presas del pánico se distrajeron viendo volar el hielo y cuando volvieron a mirar hacia Lawrence este ya había erguido su espada nuevamente y tras mirar al cielo susurrando un nuevo pedido de perdón para su hija clavo la hoja en el agua congelada, expulsó los últimos fragmentos de energía que había en él y se sumió en la inconsciencia mientras el hielo se desgarraba bajo su cuerpo y las heladas aguas del lago reclamaban su cuerpo desvanecido.

Pasarían años hasta que Alina recuperase las armas de su padre, hasta que formase parte de la Vieja Guardia y hasta que se convirtiera ella misma en el nuevo capitán Lawrence, pero Mikael se hallaba ahora en un lugar donde el tiempo no existía, o al menos no como los hombres lo conciben, ingresaba en el Páramo guiado por la Dama, sonriente pues podía ver el futuro que había contribuido a conformar para su hija y amigos

miércoles, 15 de junio de 2016

Capitán Lawrence

Los bardos convirtieron esta historia en canción o la canción se convirtió en historia.  Es algo que no está claro, pero tampoco importa demasiado.

El golpe en la puerta provocó obscuros augurios en el corazón de Alina Lawrence que corrió presurosa escaleras abajo y abrió la pesada puerta de madera con el corazón astillado.  El uniforme blanco con ribetes naranja confirmó las peores noticias, Mikael había muerto, no tenía dudas de ello, lo había presentido, pero la esperanza y la fe la habían mantenido entera durante todo este tiempo.  Sus ojos se nublaron y las lágrimas amenazaron con salir, sin embargo se contuvo y tomó las dos cartas que el soldado le entregaba.  La primera contenía una invitación para ella y el resto de la familia a un banquete que darían en palacio.  La segunda era de Mikael y explicaba por qué había faltado a su promesa.

“Hemos resistido el embate del enemigo y este por fin se retira, sin embargo nuestras tropas han sido golpeadas como nunca antes había sucedido, hemos perdido mucho buenos hombres y la Vieja Guardia se ha debilitado más de lo que podía permitirse.  Regresarán, estoy seguro de eso, y acabaran con nosotros y el poblado que vinimos a proteger si no partimos cuanto antes.  Debemos partir, movilizaré a los hombres, tomaremos todo lo necesario y tras dejar antorchas y muñecos de paja nos iremos por la noche.  Espero que esto distraiga a nuestros enemigos el tiempo suficiente.”

Alina se sentó en un pequeño taburete y enjuagó sus lágrimas, respiró profundo y una vez su vista hubo dejado de estar nublada continuó leyendo.

“El frío es implacable, la lluvia y la nieve nos golpea con vehemencia y los vientos nos impiden avanzar con la velocidad necesaria, apenas nos detenemos para comer o dormir y evitamos encender fuego, ni siquiera antorchas que iluminen nuestro paso, para evitar dar a conocer nuestra posición.  Sin embargo pocas son las esperanzas que guardo, nuestros enemigos no son tontos y una vez superado el engaño del poblado, que como mucho pudo haber durado hasta esta mañana, avanzaran tras nosotros, nos sabrán débiles y nos rastrearan.  Son buenos en eso.”

Escuchó pasos y a sabiendas de que no iba a poder guardar el secreto dejó sobre la mesa la invitación al banquete y corrió escaleras arriba, se encerró en su habitación, se recostó contra la puerta y sentada en el suelo continuó son su lectura cubriendo de imágenes las palabras que leía.

“Mi tropa avanza lenta, en contra de mis órdenes se han dividido, la mayoría avanza veloz junto a los pobladores, el resto, unos pocos buenos hombres, todos ellos grandes guerreros y amigos, se retrasan arriesgándose más a cada momento para aguardar mi paso lento.  El frío tomó mis piernas y estas se congelan poco a poco, arrastraré a estos hombres a una muerte segura producto de la lealtad que tienen para conmigo.  Mi corazón sufre, pero la respuesta llega a mi poco a poco.
Por la noche escuchamos los tambores, nuestros enemigos avanzan hacia nosotros.  Mi corazón se divide ahora pues, consciente de lo que debo hacer, comprendo que mi decisión provocará dolor y faltará a una promesa.  Perdóname Alina, sé que prometí volver, sé que me esperas y el poder volver a ver tu sonrisa es lo único que me permitió avanzar este tiempo.  Espero entiendas porque falto a mi promesa, estos hombres y sus familias no merecen sufrir lo sufriremos nosotros.  Lo veo en sus rostros, no dicen nada, no emiten palabra, pero suplican.  Lo he decidió, esta noche abandonaré el campamento en sigilo, me iré tan lejos como pueda, cubriré mis huellas y evitaré que puedan seguirme sin dejarles otra alternativa más que avanzar.
Ruego a Dios que me perdone, de verdad siento mucho no volver a verte, perdóname por partir así Alina, pero este viaje es sólo para mí.   Te pido me recuerdes mejor de lo que fui, sabes que te quiero y en verdad siento tener que irme así.

Hermanos de la Vieja Guardia, me habéis servido en vida con absoluta lealtad, haced una última cosa por mí, no me busquéis, continuad avanzando, salvad a la gente del pueblo y entregad esta carta a mi hija Alina.

Capitán Mikael Lawrence”


El banquete conmemoraba el heroico accionar de su padre, pero ella, a pensar de entender y a pesar de haber perdonado la promesa incumplida no asistió.

Inspirado en 

lunes, 6 de junio de 2016

Diferencias

Hace rato que no publico y eso tiene un porqué.   El otro título que iba a tener este blog era “Historias de celular” porque, como conté en la presentación las escribo en mi teléfono móvil mientras viajo desde o hacia el trabajo.   Hace un tiempo cambié mi horario de trabajo y eso hace que tenga que viajar en un momento donde el transporte público explota literalmente de gente.   Gente que se empuja, se molesta y,  en ocasiones, se pelea.
Hoy una de esas molestias disparó un comentario que por desgracia es “normal” entre mi gente.   Era algo así como “estos negros de mierda no estudian ni trabajan y pretenden… “.   El resto no importa, hoy fue una cosa, mañana será otra.   Lo que si importa, o al menos me importa, es el comienzo de esa frase.   Comienzo qué, dejando de lado el racismo que conlleva, implica, de quienes la dicen, cuanto menos, una limitada capacidad de análisis y una sobre valoración de ellos mismos en cuanto a sus logros.
Muchas de estas personas tienden a creer que aquello que consiguieron, material o no, se debe exclusivamente a su esfuerzo, dedicación y sacrificio.   Si bien hay algo de esto que es cierto, también existen otros motivos que son ajenos a ellos y que tiene que ver fundamentalmente con la “suerte” de nacer en tal o cual cuál familia y en uno u otro estrato social.
Digo de aquellos que se expresan de esa forma que tienen cuanto menos una escasa capacidad de análisis porque parecen no percibir cuánto de lo que tienen, lograron y son lo deben a su entorno.   Al familiar, primero, al educacional, laboral e incluso a las amistades luego.   Empecemos por mirar con mayor atención el familiar, al que normalmente solemos prestar atención para criticar las fallas que tuvieron para con nosotros cuando niños, pero dejemos de lado las cuestiones económicas por el momento, ya las tocaré más adelante.   ¿Cuánto de lo que logramos se debe al apoyo familiar?   No sólo a la posibilidad de estudiar, sino a los incentivos recibidos, a las ayudas a la hora de hacer la tarea, a la comprensión a la hora de volver a casa con malas notas o a acordarse tarde que teníamos tarea para hacer.   ¿Qué impacto crees que podría haber tenido en tus logros el hecho de haberte criado en un ambiente familiar violento donde gobiernen el grito y el golpe.   Donde ante un olvido, una mala nota, en fin, ante la incomprensión de que un niño no es adulto, la respuesta fuera violencia?   ¿Y si al combo le añadimos la violencia social a la que está sometido el pobre?   ¿Y si además le sumamos los problemas que traen para el desarrollo cerebral verse inmerso casi con constancia a las malas relaciones?
El panorama cambia bastante ¿No?   Y eso que todavía no tocamos la cuestión económica.  ¿Cómo puede, sobre todo hoy día, un niño que se cría sin acceso a la tecnología hasta el ingreso al secundario, con suerte, competir con otro que tiene una tablet desde los tempranos dos años?  El estímulo que el acceso a la tecnología brinda es increíble, la capacidad de aprendizaje aumenta exponencialmente, el razonamiento, la comprensión, incluso la facilidad para hablar otras lenguas, todo eso se incrementa cuando una persona no pasa frío, ni hambre, cuando tiene tiempo para desarrollarse en un ambiente sano y con escasa violencia.
Pensando en esto  ¿Cuánto de lo que sos y lograste se debe exclusivamente a vos?

viernes, 29 de abril de 2016

La existencia y el todo

Hace unos días me puse a divagar, a pensar una respuesta para la pregunta ¿Qué es la existencia? O mejor dicho. ¿Qué es todo lo que existe? ¿Cuál es la relación entre todo lo que existe, cuál es su esencia? ¿Cómo pueden ser reales los principios Mentalismo y Correspondencia?

Fueron esas preguntas las que me llevaron a pensar o mejor dicho recordar algunos olvidados conceptos de la interacción molecular y de un comentario medio en broma medio en serio que dije una vez a una persona que estudiaba física.   El comentario era más o menos así:  ¿Sabes por qué los químicos odian a los físicos?  Porque se dieron cuenta que estudiaron una ciencia que no existe, porque la química no es sino la manifestación de principios físicos.

Por otro lado el concepto que recorde es el que explica la interacción entre las cargas eléctricas y como estas uniones generan fuerzas de todo tipo, incluidas en ellas las que sostienen los enlaces moleculares.

Con esas dos ideas sencillas entendí la Matrix y entonces vi todo en binario, sólo que en lugar de ceros y unos vi cargas positivas y negativas.   Siguiendo aquel camino ensayé una respuesta a aquellas preguntas.   La existencia en su intimidad más recóndita se reduce a la interacción entre cargas eléctricas y, dependiendo de estas relaciones, algo existe o deja de existir.  Esto también explica al menos los dos principios que son en realidad uno a mi entender.   Y es que ¿Cómo se manifiesta el pensamiento en el plano físico material?   A través de un impulso eléctrico que aparece en el cerebro.  Entonces la expresión de nuestra Mente libera en el plano físico la esencia misma de la existencia y de acuerdo a la rata vibratoria de ese pensamiento, es decir a cómo se conjuguen o agrupen aquellas cargas la “realidad” responderá.

No dudo de lo expuesto al menos de su esencia, es una explicación que, de momento, me cuadra y me abre nuevos interrogantes.  ¿Qué sucedería si lograsemos descubrir las frecuencias de todo lo que existe?   ¿Seríamos entonces capaces de crear materia?

jueves, 28 de abril de 2016

Presentación

Es la idea de este blog plasmar pensamientos que me asaltan normalmente en la ducha o los viajes, en momentos donde mi mente puede abstraerse y dejarse influir por ideas de distinta índole.  Algunos de los relatos que subiré son parte de un juego de rol propio y de una serie de personajes que lo pueblan, otros tendrán que ver con cuestiones filosóficas, con ideas que elaboro en aquellas duchas o en aquellos viajes y que a veces puede escribir en el celular o retener parcialmente para luego transcribirlas en algún medio digital.
La mayoría de estas narraciones o divagues terminan perdiéndose, bien en mi mente bien entre una lista de archivos de los que luego me olvido existen.  Es por eso que decidí abrir este blog, para mantener aquellas ideas, aquellos relatos y también para compartirlos, no porque crea que son fabulosos, sino porque simplemente me gustan y siento que a otros también le pueden llegar a interesar.